Uso de aplicaciones gratuitas
¿Un riesgo o una entretención más para niños y adolescentes en la era digital?
El video es sencillo, pero efectivo. Daniela, de unos 12 años, pasea por la calle y un supuesto tarotista le ofrece una lectura gratuita. Ella se niega, pero él le adelanta detalles: su nombre, el de sus mejores amigas, sus panoramas favoritos. Cuando Daniela pregunta cómo las cartas saben tanto, el hombre revela la verdad: la conoce online, se creó otra identidad y es ella quien le dio toda esta información.
Suena como una amenaza más, de esas que abundan desde que la tecnología, las redes sociales y las descargas de apps se convirtieron en otro de los temas donde padres y madres deben sentarse a mediar con hijos avidos de hacer clic. Clic en la app, doble clic en la entretención que ofrece y clic con sus pares, que ahí habitan. Nos guste o no, las pantallas son las
nuevas zonas de encuentro de niños y adolescentes. Unicef, en su publicación “Niños en el Mundo Digital”, nos recuerda que los menores de 18 años representan a uno de cada tres usuarios de internet en el mundo. Y para muchos, no estar conectados equivale a la “muerte social”. ¿Deben los padres ser –además– verdugos cibersociales? Recordemos lo que pasó hace un par de semanas cuando FaceApp nos dio una previa de cómo llegaríamos a vernos al envejecer. Luego que muchos jugaran con las fotos, pasamos horas siendo objeto de tirón de orejas de los entendidos, ya que cedemos información sensible al usar esta herramienta. Y vuelve la pregunta: ¿es seguro descargar y usar apps gratuitas?
¡DE LA MANO!
José Uzcátegui, líder de Proyectos de Cyber Risk de Soluciones Orión, dice: “Es importante aclarar que las apps gratuitas no son intrínsecamente malas. El problema se produce cuando terceros con malas intenciones se aprovechan de las distintas brechas de seguridad y de la falta de protección de los datos de los niños y adolescentes. En este caso también hay responsabilidad importante de los padres, por su desconocimiento en cómo proteger digitalmente a sus hijos”. La psicóloga infanto juvenil Varinia Signorelli, creadora de supermadre. net, lo grafica: “Los niños están listos para usar las apps solos el día en que les darías permiso para salir a una calle bien concurrida sabiendo que ante cualquier eventualidad saldrán airosos. Y eso depende de cada niño y sus habilidades. Mientras no estés seguro de eso, siempre a la calle van con un adulto responsable. Por lo mismo, antes de bajar una aplicación, revisemos todo juntos y así aprendemos sus riesgos. ¿Cómo se le enseña a cruzar la calle a un niño? ¡De la mano!”. Marcelo Zanotti, socio líder de Consultoría en Riesgo de EY, también destaca lo importante del aprendizaje. “La ciberseguridad nos plantea nuevos desafíos y nos genera muchísimas dudas. Lo que sí está claro es que hay que educar en seguridad digital, y es fundamental entender que cuando compartes información en una app, una red social o un juego, estás entregando tus datos a terceros. Entonces, como en la vida real, uno debe conocer qué hará ese tercero con la información”. Sobre el resguardo de nuestra huella digital, el senador Kenneth Pugh, miembro de la comisión de Defensa del Senado, donde ya se estudia el marco legal de la ciberseguridad, opina: “Los datos que las apps puedan obtener, resguardando la privacidad de las personas, pueden ser usados para mejorar las aplicaciones e incluso mejorar el desarrollo de políticas públicas. Pero no se pueden vulnerar los derechos de las personas a la privacidad de sus datos, por lo que siempre deberá existir el consentimiento para el uso de ellos a los fines que se hayan establecido”. ¿Es necesario ser experto para discriminar lo que cabe en la norma de ciberseguridad? Aunque parezca básico, la regla de oro es el sentido común. Y aprender sobre seguridad digital usando las herramientas disponibles en sitios confiables.
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