Bots
El rol clave de la psicología y sociología en el desarrollo de los bots
Siri de Apple, Alexa de Amazon o Cortana de Microsoft, son bots o asistentes personales que pueden decirnos cómo está el tiempo, contarnos las últimas noticias o recordarnos de llamar a una persona, entre muchas otras funciones. Cada uno de ellos tiene su propia personalidad y nombre. Son los famosos bots, programas o softwares creados para automatizar tareas repetitivas, intentando imitar el comportamiento que tendría un humano al ejecutarlas y que tienen incorporados elementos de inteligencia artificial que también intentan simularlo.
Hoy existen bots en diversas áreas: son parte de la primera línea de atención y venta digital de las empresas, son la fuerza laboral de autoservicio para los empleados y son asistentes personales en los teléfonos. Pero, sin duda, donde más se utilizan es en la atención al cliente (interno y externo), siendo los chatbots o bots conversacionales los más populares.
“El rol de la psicología y sociología son claves en el desarrollo de esta tecnología, ya que permiten entender el comportamiento humano y las dinámicas sociales, requisitos fundamentales para hacer chatbots (programas que simulan mantener una conversación con una persona al proveer respuestas automáticas) que nos haga sentir más conectados”, dice Claudia Cornejo, gerente senior de Transformación Organizacional de EY.
“En el desarrollo de bots es muy importante entender la experiencia de la interacción que el usuario espera encontrar; utilizar un lenguaje que le parezca natural, de manera que el intercambio sea lo más fluido posible”, agrega Guillermo Tresiter, líder de Soluciones de Inteligencia Artificial para IBM Latinoamérica.
Es que para que los chatbots puedan ayudar a resolver problemas, tienen que ser capaces de generar interacciones empáticas a los requerimientos de las personas, entender la semántica del lenguaje humano y hacernos sentir que tienen algo de “humanidad”, dicen los expertos. Para ello son esenciales elementos de soltura, lenguaje natural, autenticidad e incluso humor.
SIGUE LEYENDO: