Ciberseguridad

Tercer Cyberwomen Challenge busca reducir la brecha de género entre los profesionales de ciberseguridad

Por Ramón Rivera Notario

El Cyberwomen Challenge es una competencia de ciberseguridad para mujeres, disputada a nivel regional e impulsada por la Organización de Estados Americanos (OEA). En Chile, el certamen es organizado por el Equipo de Respuesta ante Incidentes de Seguridad Informática (CSIRT) de la Subsecretaría del Interior.

El evento se disputa en dos instancias, primero a nivel nacional, y luego las ganadoras van a una final internacional. La competencia local tendrá lugar este jueves 3 de septiembre, por primera vez de forma 100% no presencial, en virtud de la pandemia.

Katherina Canales, directora operacional del CSIRT, destaca la importancia de instancias como el Cyberwomen Challenge para atraer mujeres al campo laboral de la ciberseguridad, del que actualmente forman solo un 24%, asegura la ejecutiva.

La falta de mujeres en este rubro es llamativa, considerando que se trata de empleos en los que existe una carencia a nivel global: según Deloitte, para 2022 podría haber un déficit de 1,8 millones de profesionales de la ciberseguridad en todo el mundo. Y hoy en América Latina faltarían del orden de 136 mil de estos expertos, según Eset.

Respecto del perfil de las competidoras, Canales cuenta que la participante promedio tiene entre 20 y 35 años, y estudia carreras relacionadas con la informática e ingeniería civil electrónica, aunque también algunas ya trabajan en empleos ligados a la tecnología.

Se requiere aumentar la visibilidad de las mujeres en el rubro

Karin Quiroga, directora ejecutiva de la Alianza Chilena de Ciberseguridad (ACC), explica que si bien no existen números concretos sobre la presencia de mujeres en este campo laboral, como referencia, entre los estudiantes de carreras de este ámbito en Chile, actualmente solo alrededor del 11% es mujer. Eso sí, destaca que cada vez hay en nuestro país más iniciativas para incorporar mujeres al área de la seguridad digital, como planes de reclutamiento y cuotas. Pero, por otro lado, Quiroga también indica que una importante dificultad radica en un tema cultural, ya que las propias familias de las adolescentes las alejan de áreas laborales consideradas “de hombres”, como las ciencias, las ingenierías y la computación.

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